Un gran amigo me invitó no hace mucho tiempo a desarrollar algo que nunca habÃa hecho, bueno miento, si lo habÃa intentado pero nunca para ...

Soy psicólogo especializado en RRHH y me preguntaba si en estos tiempos que corren ahora, donde se echa de menos a nuestros seres queridos, donde se aboga por la añoranza de las buenas personas, los buenos gestos, los buenos aplausos de las 20:00, los buenos propósitos como en fin de año, … todos estos pensamientos que nos embargan dÃa tras dÃa cada vez que nos vamos a dormir, reitero, me preguntaba si todo esto cuando acabe y nos volvamos a ver como antes, en una supuesta normalidad, me preguntaba si la gente cambiará o volverá a ser como hace unos meses, independientes, egoÃstas, pragmáticos, inhumanos, insensibles, incoherentes, falsos, … vamos los grandes valores de muchos profesionales sin escrúpulos y con miras muy altas.
Parafraseando a Eduardo Galeano “Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el fÃsico más que el intelecto. Vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido”.
¿Creéis realmente que vamos a cambiar? ¿Creéis que esta pandemia nos va a hacer recapacitar y ser conscientes que debemos cambiar? ¿Creéis que todos nuestros buenos pensamientos y reflexiones los vamos a llevar a cabo? ¿O pensáis que por el contrario, que lo haremos mÃnimamente y volveremos a la cultura del envase? ¿Creéis que profesionalmente es un buen momento para cambiar nuestros compromisos y valores?

ERTES, ERES, concursos de acreedores, cierres de empresas, mucho más trabajo en menos tiempo y con muchos menos beneficios, horarios intensivos y extensivos, salarios más bajos, nuevas reestructuraciones… y eso sÃ, estamos todos en el mismo barco, hay que remar en la misma dirección, ahora no es el momento de pedir sino de dar, mira que a ti no te hemos echado…. Viendo este panorama entonces ¿qué necesitas? ¿Un buen profesional? ¿Una buena persona? ¿O un buen profesional con una buena persona detrás? No solo hay que pensar en un presente.
Me acuerdo en una entrevista para cubrir un puesto de gerencia donde la persona vino con todas las preguntas que rondan por internet bien aprendidas y con respuestas para todo, que si los datos macroeconómicos, que si el lÃder nato, que si… vamos todo de manual, en definitiva lo que todo entrevistador le gusta escuchar, no es mi caso por cierto, y cuando le saqué de su área de confort y las preguntas eran más elaboradas, más personales e incluso en negativo ya no sabÃa que contestar y llegó el desconcierto total y absoluto. Evidentemente no paso de la primera entrevista.
Me viene a la cabeza otro caso curioso, también para la gerencia de otro centro y en este caso de mucha más envergadura que el anterior. Evidentemente los parámetros y requisitos de búsqueda eran mucho más ambiciosos y mucho más exigentes que en el anterior y pocos eran los candidatos que los cumplÃan realmente. Hubo un candidato que cumplÃa ampliamente los requisitos demandados pero no fue el candidato seleccionado finalmente, ni siquiera fue de la terna habitual y última que te hace dudar. Llamó todo “indignado” preguntando y exigiendo que cual habÃa sido el motivo por el que no habÃa sido seleccionado. Creo que sin ser más explÃcito ya he dicho por qué. Mi respuesta fue muy sencilla con toda la delicadeza y educación posible: “cumples perfectamente con los requisitos demandados pero hay aspectos o habilidades más adecuadas e idóneas de otras personas que han decantado la balanza a su favor”. La conversación al final duró más de media hora.
Procuro siempre poner en un aprieto a mis clientes, tanto internos como externos en la tesitura de lo profesional o lo personal. Tengo que reconocer que me encanta. Todos te hablan de los conocimientos, de los años de experiencia, de los masters, de los… pero pocos te hablan con quién va a trabajar, cual es el “ambiente verdadero”, como es “verdaderamente su jefe”, como quieren que sea personalmente (preguntas ampliamente odiadas por los candidatos)…
Ante esto que prefieres, un diamante en bruto que puedas pulir, o un gallo que entra en un gallinero y te revoluciona a todas las gallinas. Yo al menos lo tengo muy claro.
Quiero concluir esta pequeña reflexión en voz alta con una frase que pensé hace ya tiempo: “Detrás de un buen profesional, siempre hay una mejor persona” y no hablo de llegar lejos profesionalmente. El futuro de nuestra sociedad no solo está en nuestro conocimiento sino cómo se maneja y se usa ese conocimiento, es decir, en las personas.
Javier MartÃn Rivas
MagnÃfica reflexión Javi. En esta sociedad en la que vivimos, tenemos olvidados muchos valores que a la postre son los que conforman junto con las habilidades y la formación a los profesionales válidos.
ResponderEliminarUn abrazo y te animo a seguir escribiendo artÃculos que den que pensar y muevan algunas conciencias.