Buenos días, Muchas vueltas he dado para escribir este artículo. Llevo pensando desde hace semanas como enfocarlo, y en todo este tie...
Buenos días,
Muchas vueltas he dado para escribir este artículo. Llevo pensando desde hace semanas como enfocarlo, y en todo este tiempo, el enfoque ha evolucionado.
Es inevitable en estos días, y mucho me temo que semanas y meses, hablar del dichoso Covid19, más conocido como coronavirus. No soy médico, ni sé de epidemias, ni matemático, por lo que cualquier tipo de análisis en ese aspecto se lo dejo a los expertos, aunque indudablemente tengo mi opinión al respecto, al igual que llevo un seleccionador nacional de fútbol dentro de mi.
Pero lo que si soy es una persona que reflexiona sobre el entorno y el mundo que me ha tocado vivir. A veces mis reflexiones son correctas y coherentes, y las más me equivoco, pero eso no me impide seguir observando y pensando.
Durante la Segunda Guerra Mundial, por poner un ejemplo de catástrofe humanitaria, surgieron avances en muy poco tiempo, que han tenido un impacto muy relevante en la humanidad: el radar, la energía nuclear, la penicilina, el motor a reacción, la cohetería... En momentos de crisis, el ser humano es capaz de inventar y desarrollar más rápidamente, en cualquier campo, cualquier tipo de idea para ganar una ventaja competitiva frente al enemigo.


Tengo la gran suerte de poder trabajar en una empresa, que no sólo ha sabido reaccionar rápidamente ante la crisis, facilitando la vida a los que somos sus empleados mediante acciones de conciliación laboral y familiar, sino que también ha tenido un detalle, o más que un detalle con todos sus clientes. En cuanto a los empleados, y por resumir, en cuanto las autoridades han decretado medidas de emergencia, la empresa ha habilitado la posibilidad de teletrabajar, sin límite de días para conciliar vida laboral y familiar cuando los hijos no tienen colegio y para limitar, en la medida de lo posible, la propagación del virus. Se nos ha dotado de las herramientas necesarias, y de de confesar, que en mi entorno, el resultado ha sido un rotundo éxito. Compañeros motivados, adaptados a las herramientas y sacando los proyectos adelante como si estuviésemos en la oficina.
Pero no es oro todo lo que reluce, y sin duda el teletrabajo tiene también sus inconvenientes:
- falta de contacto humano, nos podemos convertir en personas más asociales.
- la información y el conocimiento no fluyen de la misma manera en remoto que en presencial
- para algunos, el teletrabajo puede convertirse en más tele que trabajo (frase que me ha transmitido mi amigo Andrés.
- se puede llegar a caer en la desidia.
La conclusión a la que llego es que el teletrabajo, y reinventarse en ese sentido (para aquellos puestos en los que se pueda) será fundamental en el corto plazo, Y muchas empresas y trabajadores que no se adapten, dejarán de ser competitivos.
Y hasta aquí es hasta dónde en principio quería llegar. Pero con transcurso de las semanas y ver como ha ido evolucionando la situación, me ha dado por reflexionar sobre otros puntos.

A nivel territorial. Esto de las autonomías, los cabildos, las diputaciones, las provincias, los ayuntamientos... es un derroche total de recursos y una ineficiente forma de gestionar el día a día y menos aún una crisis de proporciones gigantescas como la que estamos padeciendo. No tiene sentido tener 17 centros decisores independientes. No funciona.
A nivel de formación. En cuestión de semanas, la formación se ha tenido que reinventar. Profesores, padres, alumnos de todas las edades. Se han puesto en marcha, en cada colegio y universidad, planes para continuar con la formación de los alumnos, con mayor o menor fortuna. Esta situación puede ser una oportunidad para que expertos del sector, reflexionen sobre como adaptar la educación a nuevos paradigmas, y lancen un plan nacional de teleformación, unificado y partiendo de los aprendizajes que este virus nos ha proporcionado.
A nivel industrial. Menos magalufes y más industria y tecnología. Este punto lo desarrollaré en una próxima entrada.
Y muchos más puntos, como por ejemplo que las telecos no son una "commodity", son un bien de primera necesidad, y eso la sociedad lo ha entendido a raíz e esta crisis. O como nuestro hábito de consumo. Ahora que muchas personas no tienen alternativa, ¿se habituarán a la compra online en un futuro? ¿Dejaremos de ser, en España, personas tan sociales y dejaremos de visitar tanto los bares?
A partir de ahora, no se podrán entender muchos sectores como comercio minorista, educación, administraciones públicas... sin que tengan una fuerte presencia online y sin que se hayan transformado digitalmente. Estamos en momentos de cambio, y una negativa ciega a enfrentar los hechos y a aceptar la necesidad de cambio en un momento de cambio sólo hará que salgamos peor de lo que entramos en esta crisis. Capaces somos.
Cuidaros mucho en estos tiempos de crisis, y cuidad a vuestros mayores.
Gran artículo Javi!!!
ResponderEliminarGracias compañero.
EliminarInteresante reflexión. Me quedo con la oportunidad en tiempo de crisis
ResponderEliminarDespués de cada crisis, siempre surgen oportunidades. La clave está en saber aprovecharlas.
EliminarMuy interesante, sobre todo lo relacionado con transformarse para ser competitivo, es algo que deberíamos de tener siempre presente pero ahora es algo imprescindible.
ResponderEliminarEl muy manido pero no por ello desactualizado "renovarse o morir".
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